Las rodilleras estabilizadoras disponen de un alojamiento para la rótula, evitando la presión sobre la misma y facilitando la flexo-extensión. El tejido actúa como aislante térmico, conservando y aumentando la temperatura corporal de la rodilla. Además, acorta el tiempo de calentamiento, e incrementa la elasticidad de los músculos y tendones, aumentando así la eficacia de la rehabilitación y prevención de lesiones.